jueves, 30 de julio de 2009

EL ARTE DE ADMINISTRAR



EL ARTE DE ADMINISTRAR
Profr. Martín Antonio López Rojas


Desde que apareció el primer hombre genuino como “homo habilis”, la necesidad de administrar llego con él; tal vez, en un caso particular y en un primer momento para hacer sus viviendas aprovechando los recursos naturales existentes (madera, juncos, hierbas y piedras). Para cuando evoluciona en “homo erectus” y posteriormente en “homo sapiens”, la administración hace su aparición como tal, pues la escasez de víveres en los crudos inviernos los obligaba a estos hombres primitivos a administrar los recursos con los que se contaba.

La “ad-ministrare” (latín, ad = ir hacia. Ministrare = servir, cuidar) va ser la disciplina encargada del empleo de esos medios. Posteriormente surge la administración como una disciplina que maneja científicamente los recursos y que propiamente se encarga de la dirección del trabajo humano enfocado a la satisfacción del interés de la colectividad.

El arte de la administración se desarrolla a la par del crecimiento de esta ciencia, ya que se debe tener habilidad para hacer bien las cosas. Esa habilidad debe presentar una disposición acompañada de emotividad y creatividad, englobada en su conjunto con la técnica y la teoría de la administración como ciencia, paraqué mediante los principios administrativos se puedan aplicar a la luz de un mundo globalizado y en continuo cambio.

Sin embargo a pesar de ser una disciplina flexible hoy en la actualidad al interior de nuestros planteles educativos la administración como arte es ignorada, tal vez algunas razones podrían ser; que estos principios son desconocidos para el administrador (director de la escuela) o son conscientemente mal interpretados en un afán arbitrario de quien conduce la nave.

En algunos planteles escolares del estado de México, se olvidan por completo de que la división del trabajo como principio administrativo, es y debe estar presente para lograr la eficiencia en el trabajo educativo; ya que lejos de esto, se han ido improvisando a docentes en asignaturas que no corresponden con su formación académica; hay ejemplos de docentes cuyo perfil es de ciencias sociales e imparten asignaturas del área de ciencias naturales. También podemos observar casos, en el que los profesores no son de formación normalista, sino que tiene el grado de licenciados, médicos, arquitectos entre otros, además de ser egresados de escuelas particulares cuyo prestigio y valides a veces son cuestionables.

En algunas escuelas, la autoridad como unidad de dirección y liderazgo, simplemente no existe o no se hace evidente, esto por tener solamente líderes artesanales o porque existe un poder de facto (1) (subdirectores, delegados sindicales, grupos corruptos) quienes controlan al plantel, olvidándose por completo de la subordinación del interés personal al interés general educativo.

En tal caso la línea de autoridad o cadena de mando no existe como tal, ya que el poder de facto desconociendo la unidad de mando, dicta al interior del plantel las d irectrices y en la mayoría de los casos se reprime a los docentes que trabajan por su escuela.

La disciplina como principio administrativo muchas veces es rebasada, y es utilizada por el contrario, como un arma de sometimiento del personal del plantel, pues en muchas ocasiones no hay aplicación juiciosa de las sanciones, por un lado se sanciona al que no está de acuerdo con las políticas de la administración (dirección) y por otro dan privilegios a sus aliados.

En muchos planteles el orden no existe, porque la escuela carece de líderes visionarios que conduzcan con equidad a su personal, ya que ni siquiera son capaces de hacer una buena distribución en el horario de trabajo, aspecto que atenta contra de la estabilidad del personal y que además ocasiona un desgaste innecesario al personal y va en detrimento del plantel.

El espíritu de grupo no existe, solamente está presente para presionar a los docentes que no se encuentran en el grupo cercano al gran tlatoani (director), la iniciativa es sacrificada en la mayoría de las veces en aras del egocentrismo de un directivo borracho de poder.

Toda esta serie de anomalías tan presentes en nuestros planteles escolares del Estado de México, se podrían combatir con una verdadera formación para los directivos, haciendo de ello una obligación el tomar cursos de formación, como los que ofrece el CAMDF en materia de gestión directiva de calidad; pero como existen muchos intereses de por medio, resulta difícil que se obligue a cursar este tipo de posgrados. Aunado a que no se tienen los medios o bien dichos recursos se ocupan en engrosar los bolsillos de los líderes sindicalistas o el de los responsables de administrar la educación en el Estado de México. Siendo aún más difícil porque no se tiene una conciencia de clase y permea un total desconocimiento del humanismo tan olvidado hoy nuestros días.

(1) Es el poder que se encuentra en un hecho político por la existencia del hecho en sí. Ya que tienen el poder por el cargo que ostentan.



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