jueves, 30 de julio de 2009

LA EDUCACIÓN PÚBLICA



LA EDUCACIÓN PÚBLICA
Profr: René Durán González

La educación considerada hasta hace algunos años como el elemento clave, el bastión para el desarrollo de un país y para alcanzar una competitividad internacional; hoy día, no lo es más (Ruiz Cantisani, 2007).

México vive, desde hace algunas décadas, una catástrofe inminente y silenciosa en su sistema educativo; todos los fenómenos vividos desde el contexto escolar y hasta las políticas educativas, apuntan al fin del círculo virtuoso que fue la educación pública del siglo XX, mientras se forjaba con firmeza una nación joven y floreciente.

Poco a poco se ha ido separando al Sistema Educativo Nacional (SEN) de las necesidades de desarrollo del país, en consecuencia, dejando de ser el principal instrumento de igualdad y justicia; y lo que es peor aún, que a causa de la globalización internacional, ha dejado de ser una prioridad real de la inversión por parte del estado (Gilberto Guevara N.).

Los compromisos asumidos con el Banco Mundial por el poder legislativo desde hace varios sexenios, distan mucho de buscar un repunte real del SEN, mas por el contrario, el problema consiste en idear instrumentos que permitan institucionalizar un sistema educativo dicotómico que, por una parte proporcione el capital humano indispensable para las necesidades laborables del capital global, y por otra, que éste afecte lo menos posible sus ganancias.

Un hecho fue, que cuando la crisis mexicana del ´94, el Banco Mundial informó que recortaría los préstamos ya aprobados para algunos proyectos, entre los que se contemplaba la inversión en educación primaria y medioambiente. Ahora bien, el gobierno en turno, en vez de buscar las estrategias que impactasen en menor medida dicho sector, priorizó el pago de la deuda externa por sobre estos dos rubros fundamentales e inminentemente necesitados de inversión (Ferrer y Chalé, 1999).

Pero no toda esta debacle es desencadenada en las altas esferas internacionales, pues si bien es cierto que el problema de este tan golpeado y desarticulado SEN es de origen multifactorial, se sabe que al interior del mismo se reproduce la misma dinámica destructiva.

Partiendo del hecho de que la estructura educativa que sustenta nuestro SEN, es una compleja trama de poder jerarquizado, con presencia inminente de los poderes de facto (como lo es el SNTE), son estos quienes a través de los medios que les corresponde, están logrando entregar en charola de plata nuestra noble institución pública.

A un nivel más bajo, nos encontramos los docentes de las miles de escuelas que conformamos una débil y sensible resistencia ante estos embates internos y externos afanados en desaparecernos; pero somos los mismos docentes, quienes ciertamente no terminamos de reconocer nuestra responsabilidad, pues también tenemos asuntos pendientes y tareas inconclusas que resolver antes que el tiempo se agote.

Cabe mencionar que un buen número de docentes por lo general no han salido nunca de la escuela; asistieron a ella desde la Educación Inicial y terminaron allí su formación como profesores para posteriormente incorporarse al nivel educativo correspondiente. Por ende, muchas de las situaciones cotidianas que se presentan en las escuelas les resultan absolutamente naturales, difíciles de entender de otra manera, convirtiéndose en vínculos intrínsecamente inamovibles, “verdaderos paradigmas” (Irene Alfiz, 2000).

Por su parte el cuerpo directivo supone una autoridad centralizada en la dirección, misma que en la mayoría de los casos es incuestionable e inamovible, y que a su vez, promueve una actitud por demás permisible con los docentes “alineados” aquellos que no causan desestabilidad dentro del plantel, siendo lo contrario con aquellos docentes que muestran un ápice de compromiso, responsabilidad y ética.

Esta dinámica de inconsciencia, es reproducida perfectamente al interior de las aulas con los alumnos, pues resulta que dentro de la escuela los docentes son los principales inhibidores de la asertividad, al recompensar a los alumnos bien comportados que no cuestionan a la autoridad y que guardan silencio, mientras que se castiga a aquellos inconformes con el sistema, coartándoles el desarrollo de la capacidad crítica y dinámica, misma que da movimiento a todo este país
(Fanny Feldman, 2008).

De lo antes descrito, se puede observar como la pirámide de poder nunca invertirá su sentido hacia a una verdadera mejora educativa; por lo tanto, corresponde a la base docente, comenzar a implementar acciones que permitan el desarrollo de la capacidad crítica y de autogestión en sus educandos; y refiero que corresponde a los docentes porque aun con todos los estigmas confabulados por el gobierno y los medios masivos de comunicación, sigue siendo un verdadero agente natural del cambio social.

De no asumir su compromiso una vez más, la educación pública sucumbirá, mientras sigue siendo el medio idóneo para la reproducción del sistema en esta rueda empobrecedora de las mayorías y benefactora de unos muy pocos.



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